Para muchos, la afirmación año nuevo, vida nueva es un precepto impuesto y antinatural. El auténtico deseo de renovación, de instaurar profundos cambios en el día a día, de descubrir aficiones, de limpieza y regeneración detox, de cultivar la mente, de reescribir propósitos o de romper la vieja hoja de ruta no florece en enero, contraviniendo lo establecido, sino antes, coincidiendo con el final del periodo estival.
En otoño la luz se suaviza, los árboles se transforman, los animales recolectan o emigran buscando, en cualquier caso, un invierno mejor. Y luego estamos nosotros, los humanos, envueltos y afectados del mismo modo por el cambio de estación.
Casi todos regresamos tan pletóricos como bronceados de nuestras vacaciones. Nos incorporamos sonrientes y despreocupados, y es por esto último precisamente, por esta guardia baja propiciada por la vida sin prisas, la vida relajada, de esos días, por lo que aceleramos confiados sin pisar el freno hasta estrellarnos con la rutina, las obligaciones diarias y el reloj.
Entonces, melancolía, irritabilidad, cansancio, desmotivación o aburrimiento cobran protagonismo.
Para combatir esos síntomas propios de un estado emocional depresivo no hay nada como reconstruirse.
Cada vez son más los que eligen esta fecha del año para CAMBIAR DE CASA. La compraventa de vivienda se reactiva, entre otros motivos, porque se retoma la actividad empresarial. Superado el parón de los meses de más calor, todo se pone en marcha. Se agilizan todo tipo de gestiones; las temperaturas bajan lo suficiente como para ayudarnos a sobrellevar trabajos de mudanza o reforma; baja el euríbor y los bancos atraen a los compradores con intereses más bajos para sus hipotecas.
A todo esto, además, debemos añadir lo atractivo que resulta disponer de una vivienda totalmente pensada para nuestro confort. Un hogar que se identifique con nosotros, con las inquietudes y necesidades del momento, que nos garantice cobijo y descanso. No hay nada más sanador y efectivo contra el hastío y la pérdida de identidad, garantizado. Encontrar el lugar donde estar es encontrarnos a nosotros mismos. El sitio perfecto desde donde iniciar una nueva etapa.
Una vivienda más luminosa, con todas las comodidades y prestaciones, equipada cuidadosamente para los días de recogimiento y familia que vendrán. Llega el frío y con él las ganas de estar en casa. Cobran significado las estancias amplias, así como las habitaciones cálidas, bendecidas durante el mayor tiempo posible por la luz del día. Nos preocupamos por la orientación y las vistas y procuramos que nuestra vivienda cuente con desahogadas terrazas en las que poder pasar largos ratos al sol.
Estrenémonos, empecemos otra vez, ABRAMOS LA PUERTA.
Estrenemos vida en toda su extensión. CASA NUEVA Y VIDA NUEVA EN OTOÑO.